top of page

Solarpunk: cuando el sol tiene dueño y la esperanza sigue luchando

  • Foto del escritor: Manuel Alméstar
    Manuel Alméstar
  • hace 2 días
  • 3 Min. de lectura

¿Y si un día despertáramos y el sol ya no fuera nuestro? Si cada rayo tuviera dueño, cada amanecer viniera con factura, y la luz natural fuera un privilegio reservado a quienes puedan pagarla. Esa inquietante distopía es la que plantea Solarpunk, la obra de Ruth Rubio en la Sala Cuarta Pared.


Anabel Alonso en "La Mujer Rota"
"Solarpunk", Sala Teatro Cuarta Pared. @SinCriticArt

Ruth Rubio no escribe desde la imaginación caprichosa, sino desde una realidad que parece avanzar hacia su propia parodia. Construye un país atrapado en una penumbra permanente, donde las ventanas ya no dejan pasar la luz, sino pantallas que imitan el día y la noche, y donde la energía se ha convertido en un bien de lujo: no hay amanecer gratuito, solo “suscripciones lumínicas”. A partir de este mundo privatizado —tan satírico como reconocible— la obra articula una narrativa que combina ciencia ficción, crítica social y humor ácido. Solarpunk no habla solo de la luz: habla de poder, de quién lo ejerce y con qué consecuencias.


Desde el primer minuto, la puesta en escena lo deja claro. Los intérpretes se mueven con un lenguaje corporal que remite a un universo casi digital, como avatares en un videojuego: movimientos cuadrados, gestos en 2D, cuerpos que parecen fragmentarse entre sombras y pantallas. Este código físico sumerge al espectador en una distopía donde lo humano se diluye entre algoritmos y dependencia energética. El elenco —Sara Mata, Pilar Gómez, Jose Fernández y Natalia Cobos Chapman— despliega una versatilidad notable, interpretando múltiples personajes que conforman un mosaico de ciudadanos resignados, burócratas del sol, oportunistas, pesimistas y víctimas de un sistema que, como señala uno de los textos, “prefiere que vivas haciendo algo que no te gusta para que disfrutes más de lo tuyo”. Sin grandes artificios, los cuatro sostienen la ficción con una potencia interpretativa que da vida a este universo distópico.


La obra también construye un puente con los cuentos infantiles, esos relatos fundacionales donde, sin darnos cuenta, absorbemos la lógica del deseo, la posesión y la competencia, mientras un sistema económico silencioso decide qué merece valor y qué no. En este punto conecta con la reflexión de la investigadora Teresa Vicente, quien recuerda que, al consolidarse la democracia liberal, la personalidad jurídica se otorgó primero a los hombres —blancos, con recursos y de género masculino— y a las corporaciones, mucho antes que, a mujeres, niños o comunidades indígenas, a quienes se consideraba meros objetos junto a la naturaleza. Doscientos años después, esas corporaciones controlan la naturaleza y nuestros recursos a su antojo. Lo que antes se conquistó como derecho ciudadano —el acceso a la vida, a la libertad y a los bienes comunes— hoy se ve erosionado por un sistema de consumo que mercantiliza incluso lo más elemental: la luz, la energía, la propia existencia.


Solarpunk retoma esta idea y la amplifica, ya que muestra un mundo donde el sol ha sido capitalizado y monopolizado, donde la explotación ilimitada se ha normalizado y donde una parte de la ciudadanía ha renunciado a la esperanza, conformándose con “hacer algo que no me gusta tanto para disfrutar más de lo mío”. Es un retrato de sociedad agotada, manipulada, pero también profundamente humana.

La obra inaugura la Temporada Verde de Cuarta Pared, dentro de un laboratorio dramatúrgico que combina encuentros con científicos y artistas. Una experiencia que demuestra cómo la ciencia aporta datos, pero es el arte quien los convierte en emoción, conciencia y nuevas preguntas. Solarpunk no ofrece respuestas fáciles, pero deja un pensamiento encendido, que permanece incluso después de salir de la sala y regresar a una ciudad que, a veces, también parece vivir a oscuras.


Solarpunk estará en la Sala Cuarta Pared hasta el 29 de noviembre, invitando al espectador a cuestionar la luz que damos por sentada, los derechos que creemos adquiridos y el mundo que dejamos que los sistemas de consumo definan por nosotros. Una obra que no da respuestas fáciles, pero enciende preguntas que permanecen mucho después de salir de la sala.


SOLARPUNK | HERNÁNDEZ & FERNÁNDEZ | Dirección: Mario Hernández; Texto: Ruth Rubio; Reparto: Natalia Cobos Chapman, Sara Mata, Pilar Gómez y José Fernández; Ayte. Dirección: Yasira Díaz; Diseño espacio escénico: Paula Castellano; Diseño iluminación: Álvaro Guisado; Diseño vestuario: Paula Castellano; Espacio sonoro: Ruth Rubio; Movimiento escénico: Marta Gómez; Producción: Sandra Castro

Diseño gráfico: Sara G. Romero; Fotografía: Isaías Saldaña; Comunicación y prensa: María Díaz.

2 comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación
SinCriticArt
hace 2 días
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Espectacular e imperdible

Me gusta

Invitado
hace 2 días
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Espectacular e imperdible

Me gusta
Te podría gustar también...
Síguenos en Instagram
@sincriticart
bottom of page