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DON GIOVANNI de Mozart, dramma giocoso

Actualizado: 21 abr


DATOS PRÁCTICOS

Fechas: del 18 de diciembre del 2020 al 10 de enero del 2021

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Entre los días 18 de diciembre y 10 de enero el Teatro Real ofrecerá 15 funciones de Don Giovanni, de Wolfgang Amadeus Mozart, en una producción de la Staatsoper de Berlín, estrenada en el Festival de Salzburgo en 2008, con el mismo dúo protagonista que actuará en el Real: el barítono británico Christopher Maltman, como Don Giovanni, y el bajo-barítono hispano-uruguayo Erwin Schrott, como Leporello.


La interpretación de ambos, alabada unánimemente por la crítica, adquiere en este montaje un significado especial, ya que Claus Guth refuerza, en su puesta en escena, el macabro vínculo de los dos personajes, cuya complicidad y piedad aportan, quizás, los únicos momentos tiernos y compasivos de la producción.


La trama transcurre en un bosque de abetos muy versátil, diseñado por el escenógrafo Christian Schmidt, donde se van sucediendo los distintos cuadros de la ópera, distorsionados por la agonía de Don Giovanni, que se desangra lentamente desde la primera a la última escena.




Dos elencos de cantantes de reconocido prestigio internacional encarnan los personajes de Don Giovanni, dirigidos con la pericia y hondura por Claus Guth, que ya dejó su impronta en tres producciones presentadas en el Teatro Real: Parsifal (15/16), Rodelinda (16/17) y Lucio Silla (17/18).


Los barítonos Christopher Maltman y Adrian Eröd (Don Giovanni), los bajo-barítonos Erwin Schrott y Marko Mimica (Leporello), las sopranos Anett Fritsch y Federica Lombardi (Donna Elvira), los tenores Mauro Peter y Airam Hernández (Don Ottavio), las sopranos Brenda Rae, Adela Zaharia y María José Moreno (Donna Anna), y tambiénLouise Alder y Marina Monzó (Zerlina), así como los bajos Krzysztof Baczyk y Cody Quattlebaum (Masetto), y Tobias Kehrer y Goran Juric (El comendador), se alternarán en las 15 funciones programadas, siempre bajo la dirección de Ivor Bolton, que dirigirá su quinto título de Mozart en el Real, al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro o Real.


Trivialidades sorprendentes: Para escribir el libreto de Don Giovanni, Da Ponte recurrió a un procedimiento digamos que poco ético, por decirlo de una forma amable: fusiló sin demasiados miramientos un texto escrito por Giovanni Bertati sobre el mismo tema para el hoy olvidado compositor Giuseppe Gazzaniga (1743-1818). Bien es verdad que Da Ponte lo amplió considerablemente y que le dio un tono más serio, pero los parecidos en el desarrollo de la acción entre ese Don Giovanni Tenorio en Venecia en febrero de 1787 y el Don Giovanni de Praga estrenado en octubre de ese mismo año en Praga son sonrojantes. Afortunadamente, a Mozart ni se le pasó por la cabeza inspirarse en el discreto Gazzaniga t dio así lugar a una de las músicas más maravillosas que existen.




La producción que llega ahora al Real se ofrece en un período de incertidumbre y dificultades, exigiendo por parte de todos un esfuerzo suplementario para presentar la ópera dentro de la normativa de seguridad sanitaria.


El director de escena Claus Guth ha modificado varios detalles de la puesta en escena y el Coro Titular del Teatro Real actuará con unas mascarillas diseñadas especialmente para cantantes, que favorecen la proyección de la voz y el movimiento facial sin liberar los aerosoles. Pero estas y otras adaptaciones no impedirán al Teatro Real ofrecer, con la máxima calidad, una perspectiva distinta del gran mito de la literatura española, con nuevas interpretaciones que siguen enriqueciendo su aura.



LO QUE HAY QUE SABER DE LA HISTORIA


«No se sabe cuál es el origen del mito de Don Juan», escribe Kierkegaard en Y/o, «lo único que está claro es que pertenece a la era cristiana». Es ya un lugar común en la literatura relativa a Don Giovanni y, en general, al mito de Don Juan, afirmar que no se sabe de dónde viene. Parece que resulta difícil aceptar que un mito que ha llegado a hacerse tan universal fuera la creación de una persona, de un escritor, y que este escritor, precisamente, fuera español. Joaquín Casalduero afirma que Tirso de Molina es uno de los grandes escritores de la literatura europea. Es triste que haya que insistir en ello. El origen del mito de Don Juan, que luego continuarían Molière, Goldoni, Byron, Pushkin, Zorrilla y tantos otros, es la obra El burlador de Sevilla y convidado de piedra, del madrileño Tirso de Molina, publicada en 1630.


ARGUMENTO


Acto I

Leporello harto de esperar a Don Giovanni, que está dedicado a una aventura amorosa, está a punto de irse. En ese instante, Donna Anna y Don Giovanni comienzan una pelea que se ve interrumpida por el padre de ella, el Comendador, que aparece resuelto a defender el honor de su hija. Los hombres comienzan una dura pelea. Anna ve que su padre está en peligro y corre a pedir ayuda, pero Don Giovanni escapa gracias a la ayuda de Leporello.

Anna regresa con su prometido, Don Ottavio, para socorrer a su padre, al que encuentran tendido en medio de un charco de sangre. Desolada pide a Ottavio que vengue la muerte de su padre.

Leporello acusa a Don Giovanni de haber actuado de modo irresponsable. Irritado ante esas acusaciones, Giovanni se aleja pensando en su próxima conquista, cuando escucha la voz de una mujer que se queja amargamente de la infidelidad de su esposo, y se acerca dispuesto a consolar a la infeliz. De pronto se da cuenta de que la desconocida es Donna Elvira, con quien hace tiempo contrajo matrimonio y a quien abandonó. Al principio trata de calmarla, pero después deja que sea Leporello quien le ponga al corriente de su vida amorosa. Elvira se queda atrás, desconsolada, y decide vengar el insulto que ha sufrido.

Don Giovanni y Leporello se topan con una celebración nupcial. La recién casada, Zerlina, despierta el interés de Don Giovanni, quien ordena a Leporello que aleje al novio, Masetto, y a los otros invitados, para poder estar a solas con ella. Furioso, Masetto presencia cómo su novia sigue al seductor.

Do Giovanni no tiene problemas en disipar los escrúpulos de Zerlina con respecto a Masetto una vez que le promete que se casará con ella. Zerlina no puede resistirse a sus dotes de seducción. No obstante, antes de que Don Giovanni consiga lo que busca, Elvira los descubre y sus acusaciones hacia Giovanni desconciertan de tal modo a Zerlina que sale huyendo.

Todavía molesto por el fracaso de sus planes, se encuentra con Anna y Ottavio que, en aras de la amistad, apelan a su ayuda. Como desconoce si Ottavio está al tanto de su encuentro nocturno con Anna, promete ayudarlos.

Una vez más aparece Elvira y causa confusión acusando a Don Giovanni de infidelidad. Ottavio no sabe cómo tomarse esas acusaciones, pero Anna entiende la desesperación de la mujer desconocida a quien Don Giovanni simplemente llama loca. Cuando ambos se alejan, Anna se desmorona y confiesa todo lo sucedido, no solo acusa a Giovanni de intento de violación, sino también de la muerte de su padre. Ottavio trata de calmar a su prometida y decide averiguar la verdad.

Leporello informa a Don Giovanni de lo que ha ocurrido mientras tanto. Le ha costado mucho trabajo impedir que, primero Zerlina y luego Elvira, arruinaran la atmósfera festiva con sus apariciones. Sin inmutarse, Don Giovanni exige que siga entreteniendo a los invitados a la boda, con la posibilidad de invitar todavía a más jóvenes. Su deseo de divertirse es inagotable.

Zerlina, que ha vuelto con Masetto, trata de desviar sus acusaciones de haberle traicionado, nada menos que en el día de su boda. Cuando apenas empieza a ablandase y está dispuesto a la reconciliación, escuchan la voz de Don Giovanni. La reacción furiosa de Zerlina reaviva los celos de Masetto. A pesar de que ella le implora que no la deje sola, Masetto se esconde para averiguar la verdad. Antes de que pueda producirse otra escena de amor, los celos le pueden y los interrumpe. Don Giovanni resta importancia a la situación y simula que solo quería celebrar su boda con ellos con estilo.

Ottavio, acompañado por Anna y Elvira, quiere averiguar si Don Giovanni ha cometido realmente los crímenes de los que le acusan las mujeres. Se mezclan con los invitados que Leporello está entreteniendo, para que Giovanni tenga otra oportunidad de llevarse a Zerlina de su fiesta nupcial, esta vez por la fuerza. Sus gritos pidiendo ayuda ponen a la comitiva sobre su pista. Horrorizados, presencian lo que ocurre. Don Giovanni trata de echar la culpa a Leporello. Ya nadie le cree. Acorralado, huye de sus perseguidores.

Segundo Acto

Leporello está decidido a dejar a Don Giovanni de una vez pero, al final, no tiene valor para abandonarle a su suerte. Don Giovanni responde con desdén a las súplicas de Leporello para que se mantenga alejado de las mujeres, cuando Elvira aparece una vez más. La seduce. Entonces obliga a Leporello a intercambiar la ropa con él y ocupar su lugar. Elvira cae en la trampa y sigue a Leporello pensando que ha recuperado a su esposo.

Don Giovanni, libre por fin de Elvira, sueña con nuevos deleites amorosos. Le interrumpe Mosetto, que le está buscando para vengarse. Don Giovanni simula ser Leporello. Con la promesa de que le ayudará a cazar al seductor, consigue desarmarle y le apalea. Zerlina encuentra a Masetto malherido.

Elvira, que sigue creyendo que está en compañía de su esposo, disfruta de la reconciliación; Leporello trata de escapar de la situación, pero Anna, Ottavio, Masetto y Zerlina –que siguen buscando a Don Giovanni- se lo impiden. Creyendo que finalmente le han encontrado, quieren venganza. Elvira ruega piedad para su esposo. En ese momento Leporello revela que Don Giovanni le ha obligado a intercambiar la ropa con él. Los perseguidores, en medio de una confusión que Leporello aprovecha para escapar, se dan cuenta de que han sido engañados una vez más. Ottavio ha despejado hasta la más mínima duda sobre los crímenes de Don Giovanni y decide asegurarse de que sea castigado.

A pesar de la traición que ha sufrido, Elvira está preocupada por Don Giovanni. Presiente que su final está cerca. Don Giovanni se deleita contando a Leporello que ha conocido a una mujer que le ha confundido con él. En ese momento, oyen una voz que amenaza con acabar con la vida de Don Giovanni. Sospecha que se trata de una chanza y trata de averiguar de dónde procede la voz. Leporello está convencido de que sólo puede tratarse del Comendador, que ha venido a pedir venganza. Burlón, Don Giovanni le dice que si eso es cierto debería invitarle a cenar. Como Leporello se niega, es Don Giovanni quien formula la invitación. La voz acepta.

Ottavio promete a Anna que el castigo de Don Giovanni es inminente, y la presiona para que se case con él. Anna es esquiva.

Don Giovanni, que espera su final, pide a Leporello que sirva una cena suntuosa. Una vez más, Elvira consigue llegar hasta él. Teme por su vida y le ruega que cambie de comportamiento, en vano. Él está dispuesto a asumir las consecuencias y acepta la muerte.



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Fuente: Teatro Real de Madrid, Ópera para dummies.


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