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CARMEN, NADA DE NADIE

  • Foto del escritor: Pierrick Massé
    Pierrick Massé
  • 15 jul
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 15 sept

DATOS PRÁCTICOS

>> Teatro Pavón ,  Calle de Embajadores, 9, Centro, 28012 Madrid

>> Del 02 al 14 de septiembre 2025

>> Desde 14,40 € ver enlace 


Beatriz Argüello es Carmen Díez de Rivera, la musa de la transición.


Tras dos temporadas agotando las localidades en el Teatro Español, llega al Pavón la propuesta de Francisco M. Justo Tallón y Miguel Pérez García dirigida por Fernando Soto y protagonizada, junto a Beatriz Argüello, por Oriol Tarrasón, Ana Fernández y Víctor Massan.





La obra escrita por Francisco M. Justo Tallón y Miguel Pérez García, que acaban de ganar con ella el Llàntia a la mejor autoría en los VIII Premios de Teatro José Estruch, indaga en la biografía de una mujer valiente, de orígenes aristocráticos, que supo construir y dirigir su propia vida, por encima de sus circunstancias personales y sociales, lo que le acarreó soledad e incomprensión.

 

Dirigida por Fernando Soto, Beatriz Argüello asume el papel de esta mujer que el escritor Francisco Umbral bautizó como musa de la Transición y que durante el gobierno de Adolfo Suárez ocupó un puesto que ninguna mujer había desempeñado hasta entonces. Fue elegida eurodiputada a finales de los 80 y murió en 1999 a los 57 años.




 




 

“Carmen es uno de esos seres humanos que no se han sometido, o al menos lo han intentado, y se han sacrificado por los demás, por conseguir un mundo más justo, entendido como una sociedad más empática. Esa lucha de Carmen es lo que me sedujo poderosamente”, señala Fernando Soto, director de Carmen, nada de nadie.

 

Nada de nadie surgió de la fascinación que experimentaron por Carmen Díez de Rivera Justo Tallón y Miguel Pérez. Tallón llevaba años obsesionado con la idea de escribir sobre ella y arrastró a su compañero de pluma hacia esta obsesión.

 

A partir de esa atracción, ambos indagaron sobre la época y las circunstancias que rodearon a esta extraordinaria mujer nacida en Madrid en 1942, construyendo un artefacto teatral en el que la ficción sirve para contar la verdad.

 

Según explican, “todo en este texto es mentira y a la vez absolutamente verdadero”, una técnica de construcción dramática que ya habían empleado ambos autores en otros textos teatrales escritos anteriormente a cuatro manos.




En el escenario, el personaje protagonizado por Beatriz Argüello va desgranando los momentos álgidos de una intensa y desafiante carrera política, fundamentalmente el periodo que trabajó en el Gobierno de Suárez, mientras recuerda los episodios íntimos que marcaron su desdicha y su carácter. Entre ellos figura el de su condición de hija: su padre fue Ramón Serrano Suñer, cuñado y ministro de Franco en los primeros gobiernos del dictador. Serrano tuvo una relación extramatrimonial con la madre de Díez de Rivera, Sonsoles de Icaza y de León, de la que nació Díez de Rivera. Cuando ella se disponía a casarse con su novio le comunicaron que este era hijo de Serrano Suñer, y por tanto, su hermano.

 

Por la memoria del personaje de Díez de Rivera y ante el espectador pasarán especialmente tres de los personajes más importantes de la historia española del siglo XX, el propio Suárez, el rey Juan Carlos y el dirigente del Partido Comunista Santiago Carrillo. La vinculación de Díez de Rivera con ellos durante el periodo de la Transición que desembocó en la legalización del PCE en 1977 constituye el centro de Carmen, nada de nadie.

 

A esta posición de relevancia política había llegado Díez de Rivera tras formarse en la universidad en Filosofía y Letras y Ciencias Políticas, especializándose en Relaciones Internacionales. Después de estudiar en Oxford y en la universidad parisina de La Sorbona, trabajó en Radio Televisión Española con Adolfo Suárez, durante el tiempo que este dirigió el ente público.

 

Una vez que abandonó la jefatura de gabinete del presidente del Gobierno, fue elegida eurodiputada a finales de los 80, primero representando al Centro Democrático y Social, el partido fundado por Suárez, y a continuación, tras marcharse de este partido, en el PSOE. Murió de cáncer en 1999 a los 57 años.

 

La obra, cuyo título está tomado de la letra de la canción de Cecilia Nada de nada, permite “hablar de nuestra historia reciente sin los complejos que a menudo parece que nos limitan. Quizá siguen existiendo heridas por cerrar. O puede que nos falte la voluntad por reconocer. En todo caso, la Transición es una etapa fundamental de nuestra historia y eso era un aliciente para mí. Hay incógnitas y certezas sobre ese periodo, pero sobre todo hubo en aquellos años personas que creyeron en la construcción de una sociedad decente, más justa”, explica el director del montaje.

 

La puesta en escena del espectáculo recrea el contexto histórico de la vida del personaje, con momentos recogidos en imágenes, audios, canciones y sintonías que confieren a la escena un carácter en cierto modo cinematográfico. Pero sobre todo, plasma un carácter femenino luchador, a menudo solitario, contra todo y contra todos.

 

Poseedora de una voluntad firme, una mirada inteligente, Díez de Rivera tuvo el propósito de guiar a España hacia la democracia. Su fuerza y arrojo en este cometido público contrastan con su tristeza y una incapacidad para encontrar la paz interior, rota desde su adolescencia por aquel secreto familiar que conoció. Estos rasgos emparentan su vida con la de grandes tragedias como Antígona o Ariadna.


Ficha técnica

Autores: Francisco M. Tallón y Miguel Pérez García

Dirección: Fernando Soto


Reparto: Beatriz Argüello, Ana Fernández, Víctor Massán y Oriol Tarrasón


Diseño de espacio escénico: Beatriz Sanjuan

Diseño de vestuario: Paola de Diego

Diseño de iluminación: Juanjo Llorens

Diseño de sonido: Sergio Sánchez

Diseño de videoescena: Elvira Ruiz





Fuente: Teatro Pavón

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